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Los aliados abandonan a Boris Johnson en medio del último escándalo, pero él promete continuar

LONDRES — Mientras se desmoronaban sus apoyos, el desorden campeaba en el gobierno y se agotaban sus coartadas, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, trató frenéticamente de salvar su cargo el miércoles, incluso cuando una delegación del gabinete viajó a Downing Street para suplicarle que renunciara debido a una serie de escándalos.

Dimitieron más de 30 funcionarios o asistentes del gobierno, varios legisladores del Partido Conservador lo instaron a que renunciara y tuvo una recepción fulminante en el Parlamento, donde los diputados se burlaron diciéndole: “¡Adiós, Boris!”, mientras salía por una puerta lateral después de un despiadado interrogatorio sobre su manejo del último escándalo de sexo y acoso en el partido.

En un día de acontecimientos vertiginosos, Johnson prometió seguir luchando e insistió en que tenía el mandato de los votantes de guiar al Reino Unido hacia su futuro posterior al brexit, incluso cuando los ministros rebeldes del gabinete intentaron desalojarlo.

El miércoles por la noche, Johnson despidió a uno de sus asesores más cercanos, Michael Gove, de un poderoso cargo económico en el gobierno. Más temprano ese día, la BBC informó que Gove había instado a Johnson a renunciar.

Ese momento dramático fue seguido por la renuncia a altas horas de la noche de Simon Hart, el secretario de Estado de Gales.

En otras partes de Westminster, los legisladores consideraron, y luego pospusieron —al menos durante unos días— un cambio en las reglas del partido que permitiría otro voto de confianza, posiblemente la próxima semana, contra el primer ministro, quien sobrevivió a esa medida hace apenas un mes.

Hubo un consenso cada vez mayor de que, independientemente de cómo se desarrollen los acontecimientos en las próximas horas o días, el telón estaba cayendo sobre la era de Boris Johnson. Menos de tres años después de que llegó a Downing Street, poco después de aprovechar la pasión a favor del brexit para lograr una victoria electoral aplastante, Johnson parecía acorralado: un jugador político que, finalmente, estaba fuera de juego.

Los corredores de apuestas publicaron las probabilidades sobre la salida de Johnson como primer ministro, y sobre quién podría sucederlo, en Londres, el miércoles.Credit…Matt Dunham/Associated Press

Eso no significa que el final llegará rápido o con gracia. Johnson se resistió a los llamamientos de la delegación del gabinete para que renunciara. No ha descartado convocar elecciones anticipadas para dejar que su destino sea decidido por los votantes británicos. Esa medida necesitaría el consentimiento de la reina Isabel II, lo que podría precipitar una crisis política.

“El trabajo de un primer ministro en circunstancias difíciles, cuando se le ha entregado un mandato colosal, es seguir adelante”, declaró Johnson con rostro sombrío en el Parlamento, al rechazar otro pedido de renuncia.

El líder de la oposición, Keir Starmer, le restó importancia a eso y criticó a Johnson y a los ministros del gabinete que aún no han abandonado al primer ministro después de una serie de escándalos que parece interminable. El último capítulo de este drama comenzó el martes con las renuncias de dos ministros de alto rango.

“Cualquiera que renuncie ahora, después de defender todo eso, no tiene ni una pizca de integridad”, dijo Starmer, el líder del Partido Laborista, mirando torvamente a Johnson a través de una mesa. “¿No será este el primer caso de un barco que se hunde mientras huye de las ratas?”.

A pesar de todo el drama en el Parlamento, la verdadera acción del miércoles ocurrió fuera de la vista, donde maniobraba el menguante bando de los partidarios de Johnson y la creciente banda de sus adversarios. El despido de Gove fue particularmente significativo porque, en 2016, había descarrilado la primera candidatura de Johnson para el liderazgo del Partido Conservador al participar él mismo en la contienda.

El último capítulo de la crisis comenzó el martes cuando dos altos ministros del gabinete renunciaron abruptamente: el ministro de Hacienda, Rishi Sunak, y el secretario de Salud, Sajid Javid. El detonante fue la forma en que Johnson manejó un caso que involucraba a Chris Pincher, un legislador conservador que admitió haber estado borracho en un club privado de Londres donde, según se alega, manoseó a dos hombres.

Las denuncias de que Chris Pincher, un miembro del Parlamento, manoseó en estado de ebriedad a dos hombres en un club de Londres, detonaron la última crisis.Credit…Aaron Chown/Press Association vía Associated Press

Las dimisiones iniciaron una rebelión contra Johnson dentro de su partido que se ha estado construyendo durante meses, alimentada por una serie de reportes vergonzosos de reuniones sociales en Downing Street que violaron las propias medidas preventivas del gobierno contra el coronavirus.

Debido a la velocidad con la que se estaba desmoronando el gobierno de Johnson, muchos legisladores conservadores creen que debe ser remplazado rápidamente para mitigar el daño electoral del partido. Incluso antes de que estallara el último escándalo, las encuestas de opinión mostraban que los conservadores iban muy por detrás de los laboristas.

El dilema para las figuras más importantes del partido era si permitir un rápido voto de censura contra Johnson. Según las reglas del partido existentes, no puede haber otra votación de este tipo hasta un año después de la última, el próximo junio.

Pero los líderes del Comité 1922, que representa a los legisladores conservadores, han estado dispuestos a romper su libro de reglas antes: cuando la predecesora de Johnson, Theresa May, ganó un voto de confianza en 2018, pero luego no logró impulsar su plan para el brexit debido al estancamiento en el Parlamento.

Según Graham Brady, quien preside el comité, el cambio de regla propuesto estaba en su bolsillo cuando fue a reunirse con la primera ministra, pero nunca se lo mostró a May, quien accedió a dimitir.

Bajo un escenario de vía rápida, los legisladores realizarían el voto de confianza antes del receso de verano. Si Johnson pierde, actuarán rápidamente para seleccionar a dos de los principales candidatos para remplazarlo como líder del partido y primer ministro. Luego, los dos contendientes participarían en una votación final donde la selección es realizada por los miembros del partido.

Un cartel que hace referencia al Comité 1922, que podría cambiar las reglas para permitir un segundo voto de confianza contra Johnson.Credit…Tolga Akmen/EPA vía Shutterstock

Tobias Ellwood, exministro y crítico de Johnson, dijo que tenía reservas sobre cambiar las reglas, pero cree que eso sucederá si el primer ministro se niega a marcharse. Comparó el cambio del líder con una visita al dentista.

“Lo hemos estado postergando”, dijo. “Tienes que ir al dentista y superarlo; deshacerte de Boris es esa consulta con el dentista”.

Avanzar rápido, dijo Ellwood, permitiría al partido usar las vacaciones de verano para llevar a cabo la elección del liderazgo y darle una plataforma al nuevo primer ministro en la conferencia anual del Partido Conservador en el otoño. Eso parecía cada vez más probable a medida que la situación empeoró para Johnson el miércoles, cuando más de 30 ministros subalternos y asistentes ministeriales presentaron sus renuncias.

En un momento, cinco ministros subalternos dimitieron en la misma carta de renuncia, incluida la ministra de igualdad y gobierno local, Kemi Badenoch, y Neil O’Brien, un ministro responsable de la política de Johnson de “nivelar” la prosperidad en todo el país.

Downing Street no pudo dar un cronograma para remplazar a otros que declararon que ya no podían colaborar con Johnson, incluido el ministro del Tesoro, John Glen, y su colega del Ministerio del Interior, Victoria Atkins.

Johnson se movió rápidamente para anunciar los remplazos de Sunak y Javid, indicando que planeaba tratar de estabilizar al gobierno. E hizo todo lo posible para proyectar una imagen desafiante.

Manifestantes pidiendo la salida de Johnson, en Londres, el miércoles.Credit…Henry Nicholls/Reuters

Ante la perspectiva de un nuevo voto de confianza, Johnson podría optar por convocar elecciones generales, incluso si las perspectivas para su partido son sombrías. El primer ministro ha recordado repetidamente a los críticos la aplastante victoria de su partido en 2019, cuando prometió “Terminar el brexit” y derrotó a un Partido Laborista dividido.

Los expertos constitucionales argumentan que la reina podría negarse a conceder una elección con el argumento de que los conservadores todavía tienen una mayoría parlamentaria considerable. Sin embargo, rechazar esa solicitud puede ser difícil para el Palacio de Buckingham, que se enorgullece de mantenerse por encima de la política. Además, el Partido Laborista está ansioso por una elección y disfrutaría de una lucha contra un primer ministro desacreditado.

Sin embargo, por encima de todo están los instintos de Houdini de Johnson. En los últimos tres años, ha sobrevivido a diversas investigaciones, una multa penal por parte de la policía y un voto de censura entre los legisladores conservadores. Es posible que crea que volverá a escaparse.

“A diferencia de la mayoría de los líderes, a él no le importa cuánto daño hace al salir por la puerta”, dijo Jonathan Powell, quien se desempeñó como jefe de gabinete de un ex primer ministro, Tony Blair. “No hay nadie en nuestra historia que haya tenido este tipo de naturaleza. Nuestro sistema no está diseñado para algo como esto”.

Mark Landler es el jefe de la oficina de Londres. En 27 años en el Times, ha sido jefe de la oficina en Hong Kong y Fráncfort, corresponsal en la Casa Blanca, corresponsal diplomático, corresponsal económico europeo y reportero de negocios en Nueva York. @MarkLandler

Stephen Castle es corresponsal en Londres y escribe sobre el Reino Unido, incluida la política del país y la relación con Europa. @_StephenCastle • Facebook


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